viernes, marzo 15, 2024

El fantástico feminista de Fernanda García Lao: cuerpo, reproductividad y violencia

Sara Barberán Abad Universidad de Zaragoza
Fragmento.
"En la actualidad, la literatura escrita por mujeres en Latinoamérica, y en concreto en Argentina, ha alcanzado, como apunta Ana Gallego Cuiñas, un protagonismo «insólito» en nuestros días (2020: 71). Dentro de esta producción, quizás por esa vocación de la que habló Revol (1968: 206), o quizás por la rica tradición que el género tiene en el Río de la Plata, la literatura fantástica ocupa un lugar privilegiado. Algunas de las autoras más reconocidas de esta «Nueva Narrativa Argentina» –tal y como la denominó Elsa Drucaroff (2011)– cultivan esta literatura, como es el caso de Samanta Schweblin, Mariana Enríquez, Agustina Bazterrica, Gabriela Colombo, Valeria Correa Fiz, Yanina Rosenberg, Gabriela Cabezón Cámara, Ana Llurba o Fernanda García Lao.
La obra de esta última será el objeto de análisis del presente artículo, en el que nos proponemos señalar los mecanismos por los cuales buena parte de la producción narrativa de Fernanda García Lao puede adscribirse no solo a este género sino, más concretamente, a lo que se ha venido a llamar literatura fantástica feminista.
El cuerpo es absolutamente central en muchas de las novelas y relatos de Fernanda García Lao y, sobre todo, como veremos, en aquellos en los que lo turbio, lo extraño y, en última instancia, lo inexplicable se abre camino. La corporalidad se despliega y vincula con distintas ramas temáticas. Si bien en las páginas restantes de este artículo nos centraremos en las que tienen que ver con la reproductividad, no son estas las únicas que explora la narrativa de García Lao.
Encontramos, por ejemplo, la problemática de los cánones de belleza y los estereotipos femeninos ya en su primera novela, Muerta de hambre (2005), que narra la historia de una mujer que convierte su obesidad y su apetito en una protesta social contra la sociedad bienpensante que la rodea. La deformidad está también presente en el breve relato «Asterisco» (Cómo usar un cuchillo, 2013), donde los protagonistas someten su monstruosidad a un proceso quirúrgico para volver a integrarse en una sociedad que los margina. Así, vemos cómo en los relatos de García Lao se produce una constante trasgresión de los límites del cuerpo humano mediante atroces transformaciones que llevan a sus protagonistas a la más fina frontera entre la cordura y la locura» (Ferrante, 2018: 869).
Por otro lado, algunos de los motivos fantásticos por excelencia se convierten en una expresión de la inactividad de las mujeres, del papel pasivo y mediocre al que les ha relegado constantemente la historia. Podría ser esta una de las interpretaciones del motivo del autómata en Fuera de la jaula (2014). En esta novela, la mujer de un coronel muere mientras canta la «Canción a la bandera», al ser atravesada por un LP. Entonces, el coronel decide fabricar una especie de ¿muñeca, criatura, autómata? para sustituirla, a la que llama, significativamente, Lana Carne. En estos casos, la ausencia de cuerpos vivos, o más bien, la sustitución de los mismos por otros ajenos y artificiales expresa el lugar secundario de esas mujeres y lo sustituible de sus existencias para el patriarcado. La experimentación con las posibilidades o, más bien, imposibilidades de la ciencia reproductiva están muy presentes en las autoras argentinas contemporáneas, cuyos relatos logran hibridar la literatura de anticipación con los mecanismos del relato fantástico.
Tenemos en la obra de Fernanda García Lao dos ejemplos perfectos, ambos procedentes de la colección El tormento más puro (2019): «Tan de cerca» y «Cuánto vive un óvulo». Los dos parten de una imposibilidad científica, al menos, en nuestros tiempos: la realización de un trasplante de útero y la exhumación de una mujer fallecida para obtener descendencia de sus óvulos, respectivamente. Uno de los modos de creación de lo fantástico se basa en la exageración de un elemento cotidiano. En una entrevista, la autora confesó haberse inspirado en Angelina Jolie (García Lao y Mucci, 2019) para crear a la protagonista de «Tan de cerca», que, del mismo modo que la actriz, decide someterse a cirugías para extirparse los senos y el útero. Si bien la actriz tomó la decisión de hacerlo a modo preventivo, la protagonista del relato de García Lao persigue otro objetivo: la liberación. Esto empieza a percibirse cuando, a medida que va haciendo desaparecer sus órganos reproductores, los seres vivos bajo su cuidado perecen: las flores se pudren tras la primera intervención y, después de la extirpación del segundo pecho, muere su tortuga doméstica. Tras la extirpación de útero, leemos: «Al volver a casa, se siente libre. No hay plantas ni mascotas muertas. [...] Una armonía ardiente la iguala al resto del mobiliario» (García Lao, 2019: 113). ¿De dónde viene esa liberación, esa armonía? La clave nos la dan las palabras que el doctor pronuncia cuando la protagonista ofrece su órgano:
«Haremos de su útero una industria de futuro. Un vergel de prosperidad. Su resto, al servicio de una causa grande» (112). Su útero es «reubicado en un cuerpo con más apetito social, con más ansia reproductiva» (113), y la protagonista vuelve a su hogar, liberada, comprendemos, del mandato de la maternidad obligada.
Fernanda García Lao describió Sulfuro (2022) como una novela existencial con fantasmas (García Lao y Ramos, 2022). La percepción de la protagonista es constantemente puesta en cuestión. Solo ella parece ver y poder comunicarse con los muertos, que viven en el cementerio de al lado de su casa. Sin embargo, en ocasiones llegan objetos del más allá, como la bombacha o el pañuelo bordado, supuesta prueba de la existencia de los espectros. Otro aspecto fantástico encontramos cuando, tras abortar en dos ocasiones, la protagonista decide enterrar a sus hijos en el jardín y de ellos nacen dos quinotos.
Si Sulfuro era, en palabras de la autora, una pesadilla individual, Nación vacuna (2020) se erige como una pesadilla colectiva (García Lao y Ramos, 2022). Se trata de una de las obras más brillantes y con mayor reconocimiento por parte del público y la academia".

miércoles, febrero 28, 2024

Facultad de Filología de la Universidad de Salamanca y Letras Corsarias

Miércoles 28
Aula Magna de la Universidad. Fernanda García Lao Ponencia: El yo deforme, entre el delirio y la castidad.
Jueves 30
Librería Letras Corsarias Presentacion de Teoría del tacto, junto a Paqui Noguerol.

jueves, febrero 15, 2024

973.- Biblioteca Pública - Fernanda García Lao indaga en los relatos de Teoría del tacto en la relación de las palabras con el cuerpo, el deseo, la identidad

(Entrevista de Manuel Sollo, RTVE). La carne convertida en palabras. El cuerpo que ya es lenguaje. El deseo como herida, expresada también como soledad y locura y violencias. Estas vigas sostienen el entramado de los veintinueve cuentos que la escritora argentina residente en Barcelona Fernanda García Lao ha reunido en Teoría del tacto (Candaya). Textos breves que indagan en el absurdo y los sinsentidos del mundo contemporáneo a través de la incomodidad y la perturbación, entre sucesos falsos y verdaderos, de lo verosímil a lo fantástico. Personajes abandonados y violentados, redimidos o hundidos, que padecen conflictos familiares y de parejas, maternidades inseguras y vientres de alquiler, prostitución y pornografía, enfermedades, cuidados y muertes. La autora cierra con Mis dos hemisferios, un relato autobiográfico de 1976 a 1993 que incluye la dictadura argentina, el exilio en España, la guerra de Las Malvinas y el golpe de Estado de Tejero. También, de la infancia al comienzo de la vida adulta, viajes de uno a otro lado del océano, dolorosas pérdidas, cambios de relaciones y reconstrucción de la identidad.
Para escuchar la entrevista, click en el título.

lunes, enero 29, 2024

Lao, Almería.

Primera visita a la tierra de mi abuela, Carmen Lao.

Diario fotográfico de Teoría del tacto. Ruta Candaya. Enero 2024

Valencia, con Bárbara Blasco Grau
Almería, con Miguel Ángel Muñoz
Sevilla, con Sara Mesa
Granada, con Erika Martínez
Málaga, con Vicente Luis Mora
Amigos

Fernanda García Lao: “El exceso de cercanía pone en evidencia los monstruos que ocultamos”

Eduardo Almiñana
29/01/2024 -
VALÈNCIA. Candaya publica 'Teoría del tacto', el nuevo libro de la escritora argentina, una colección de relatos de la carnalidad más visceral que en sus ocasiones más terribles contiene ecos incluso de body horror. Breves y cortantes como un escalpelo, los cuentos de Fernanda García Lao levantan la piel y revelan lo que hay debajo.
-Teoría del tacto es un libro pesadillesco, y salvo alguna excepción, la pesadilla es humana. ¿Hay algo más terrorífico que nuestra carnalidad?
-Fernanda Lao: Me hace pensar en dos autores que para mí son maestros de la pesadilla, que son Kafka y Dostoievski. No lo sé si hay algo más terrorífico que nuestra carnalidad. Me llevas directa al cuento En la colonia penitenciaria y por otro lado a Memorias del subsuelo, donde Dostoievski dice que la conciencia es una enfermedad. Y esta otra máquina de escribir como tortura del cuento de Kafka. Entre esos dos polos creo que me gusta trabajar en la pesadilla. Pero hay algo también de la perversión, por ejemplo, de la cucaracha de Clarice Lispector. Del asco y del deseo, hermanados. Y sí, creo que trabajo en ese sector porque mi conciencia inventa muchas pesadillas. Y hay algo muy rico en el funcionamiento, ¿no? De ese relato otro, que no es exactamente real, pero que alude a él casi como un castigo.
-Sentidos como el gusto, el olfato o el tacto son especialmente cárnicos, por decirlo de alguna manera, pero el tacto concretamente nos conecta con la carnalidades en mayor medida. ¿Lo hace eso más propenso a los excesos?
Bueno, los sentidos son como la conciencia del cuerpo, ¿no? El modo de entender el mundo. Creo que también las lecturas son subsidiarias de los sentidos. Las lecturas que hacemos del mundo según nuestra capacidad para indagarlos sensorialmente, que es lo único que tenemos para conocer al otro y a uno mismo. Yo tenía un profesor de teatro que decía que no hay nada más terrorífico que ver un beso en primer plano, que podría ser algo monstruoso. Entonces sí que depende de la distancia. El exceso de cercanía pone en evidencia los monstruos que ocultamos en general, las máscaras sociales, las trampas, la mentira. Uno es una mentira andante, se construye en función de su entorno y de sus miedos. Los excesos son muy literarios, como la hipérbole, me parece que es interesante, aunque después está bueno también, o a mí me gusta, trabajar con cierta economía de recursos, esa hipérbole para que no sea grotesca, que es algo que no me interesa. En este libro concretamente trabajé más bien con el recorte, y con la profundidad del relato más que con la espacialidad, pero sí creo que escribir sobre el cuerpo incluye el exceso y también su defecto.
-Tus personajes sufren, abandono y violencias de todo tipo (sistémica, sexual, psicológica). ¿Se hace duro escribir sobre tanto dolor?
-Sí, me pasa que las escrituras minimalistas o superficiales se me quedan un poco cortas. También cortas de carne. Me parece que el dolor no se puede excluir de la creación y que sin haberlo atravesado uno es un poco como un turista. Creo que se puede escribir sin haber vivido algunas experiencias, pero cuando las has atravesado adquieren otras ramificaciones y otros riesgos. Y creo que además nadie está exento del dolor, lo que pasa que a veces se elige mantenerlo afuera. Y creo que también es un acto político ponerlo en evidencia.
-En el libro hay imágenes terribles, como las de Fruto seco, que hacen considerar Teoría del tacto como un libro de terror. ¿Lo ves así? ¿Son de algún modo las narrativas del horror un instinto para ti?
-Me da un poco miedo la palabra terror, porque últimamente siento que se ha vaciado de sentido. Como que se comercializó mucho con la palabra. Prefiero por ahí lo perturbado o incluso lo terrible, ¿no? Tal vez modos de escapar de la palabra cuando se gasta tanto en términos de venta. Pero sí creo que hay algo, volviendo al cuento de Kafka, de padecer la propia escritura. Pero hacer de eso igual un goce. Necesito que estén esos opuestos. Más bien baudelerianamente. Asumiendo que hay belleza en lo podrido.
-Las transacciones que involucran a seres humanos (o a partes de ellos) como mercancía son recurrentes en este libro. ¿Por qué?
-Las transacciones. Sí, sí, vivimos en una época de transacciones. El verbo monetizar, por ejemplo, me parece espantoso. Mercadear con el cuerpo y con todo lo que esté a mano. Somos sujetos y objetos de consumo. Más bien objetos, a veces inconscientes.
-En las redes se siente como si nos tocásemos demasiado, como si hubiese demasiado contacto. ¿Es la era de un nuevo sentido, la era de un tacto excesivo digital?
-Claro, si ocurre en los dedos es digital. Pero entiendo que te referís a lo inmaterial. De hecho, este libro lo empecé a escribir un poco antes y un poco después de la pandemia, digamos que la pandemia quedó absorbida en el centro del asunto. Y ahí tocar estaba prohibido. El cuerpo del otro como amenaza, uno mismo como un riesgo para los demás. Pero bueno, mi idea era eludir también esa palabra o hacer hincapié en algo que ya se ha convertido en un lugar común. Saltearme lo que se ya ha comentado y volcarme sencillamente en el asunto más táctil de lo que para mí implica igual la escritura, que también pasa por la mano, porque yo escribo bastante a mano y a veces me grabo los textos que estoy escribiendo o que voy a escribir. Y los hago pasar por la garganta. Y es una manera de hacerlos materia. Hay algo que a mí me interesa mucho que es el cuerpo del lenguaje como primer asunto. Y cómo funciona ese cuerpo en cada uno de los relatos, no solamente animado por una voz, por un asunto, sino por la palabra misma, por la función golpeadora de la palabra, el bofetón. Palabras como bofetadas.
-Las migraciones masivas van a ser —y ya son— uno de los grandes fenómenos del futuro inmediato. Pensando de nuevo en las transacciones, y este movimiento, en cierto modo lo es: desde tu experiencia, qué huella, qué impronta, dejan en la personalidad y en la persona?
-La migración pone a prueba tanto a quien migra, como a quien lo recibe, que debe compartir un espacio que consideraba propio. Es un movimiento crítico a dos puntas, donde quien llega es la parte más débil, al que se le exige la adaptación. Si has migrado has padecido humillaciones. Nadie se va si antes no hubo una crisis en su lugar de origen. Al llegar, ocurre lo mismo. El que llega es el bárbaro a quien disciplinar. Hay otras migraciones, las nómadas digitales. Donde el dinero compensa la desterritorialización. Pero nadie está exento del desarraigo. Y esa herida marca. No sólo la escritura. El modo de entender el mundo, el propio cuerpo, tu sistema de creencias, etc. Se amplía y revela el absurdo del mundo. Después de una migración no se vuelve a ser quien se era. Con lo maravilloso y desesperado que eso puede llegar a ser.

El fantástico feminista de Fernanda García Lao: cuerpo, reproductividad y violencia

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